lunes, 23 de mayo de 2011

Y el Puma volvió a rugir.

Ciudad Universitaria amanecía con largas filas de aficionados en sus puertas, desde las ocho del día, la gente se aglutinaba para conseguir un buen lugar en las tribunas del estadio que sería testigo de la final que definiría al que sería, entre el equipo dos y tres del torneo, el campeón del fútbol mexicano.

Nada más abiertas las puertas, a las 9 am, el graderío comenzaría a llenarse de poco en poco y ante un quemante sol, la afición ya abarrotaba el estadio a las 10:30 am.

Ante un marco espléndido y tras tres o más horas de espera para los aficionados, los jugadores universitarios, saltaban al campo ante un estadio rendido ante ellos.

Inmediatamente el Himno Deportivo Universitario, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sonaría por todo lo alto y el Goya haría retumbar entera la ciudad más grande del mundo.

Personajes, políticos, ex futbolista y los más importantes, los aficionados que están ahí cada quince días presentaban sus gargantas, listas para apoyar con el último aliento al sublíder del torneo, pero líder sentimental del mismo.

Después serían los Monarcas quienes saltarían al césped, para que todos juntos y con un mensaje de paz y unidad nacional, se entonara el Himno Nacional Mexicano, por pumas y monarcas, e incluso por aficionados neutrales que tenían la fortuna de contar con un boleto, solo un sector muy desagradable de la barra, más no de la porra y que nunca ha representado a un equipo como Club Universidad y mucho menos a la mejor Universidad de Latinoamérica faltaba al respeto a la pieza musical más importante de nuestro país.

El juego daría comienzo, y los 22 héroes estaban en la cancha, mientras Monarcas esperaba bien replegado un contragolpe letal, procurando que el sol de mediodía no los agotara como a los otros rivales de los locales, Pumas tomaba el balón e intentaba ofender. Muchas jugadas se verían, sin embargo, poco peligro se generaba, hasta que al minuto 14, tras un gran trazo de su compañero, Dante se plantaba frente a Vilar, a quien recortaba y el meta argentino ante la desesperación, agarraba el pie del ariete puma para que el árbitro decretara la pena máxima y la amonestación para el monarca.

Paco Palencia, el héroe de la liguilla, con personalidad y temple tomaría la pelota y dispararía con potencia buscando el ángulo, el balón no salía tan angulado e incluso Vilar rozaría el balón, pero no sería suficiente y la pelota terminaría besando las redes. Niños, adultos, mujeres, hombres, familias enteras, amigos, todos se abrazaban y CU parecía brincar al ritmo de la afición, sin embargo, tan solo 11 minutos después, en un choque entre Sabah y el portero Palacios, el árbitro decidía que el choque era merecedor de la pena máxima, y sería un ex universitario, Lozano, el encargado de poner tablas en el marcador.

Después del empate, Morelia volvería a buscar cerrar filas y complicar a los Pumas, el ambiente era tenso en el olímpico y ni el silbatazo del medio tiempo pudo tranquilizar a la afición Puma ni purépecha.

Para la segunda mitad, Bravo, quien no había estado concentrado, dejaría su lugar al nuevo ídolo pumas, Orrantia, quien inmediatamente comenzaría a hacer ‘agua’ la banda del ‘Jimmy’ generándole un gran desgaste físico, sin embargo, los héroes de la segunda mitad, serían el Pikolin segundo, con sus grandes atajadas, y Javier Cortés, quien en un disparo del visitante, y tras superar al meta, el joven canterano metería la cabeza para salvar un gol cantado, después sería una barrida del Pikolin central, y como si el destino tuviera escrito el guión, al 77, Orrantia tomaría un balón por la banda y tras jugar un poco con él, se lo cedería a quien más que a Cortés, quien se soltó de la barrida de su marcador, se internó en el área y tras dejar tumbados a dos rivales, después de dos sendos túneles (caños) a los mismos, se plantaría frente al guardameta y ante la barrida del central, definiría al otro poste, golazo del universitario, que si lo hubiese marcado algún argentino o brasileño, ya hubiera dado la vuelta al mundo y los grandes equipos europeos estarían tras su pista, pues sumado s los otros 4 golazos de su temporada, tiro libre, volea al ángulo, media tijera y disparo de media distancia, demuestra que puede ser de los más técnicos del país, si no el más hoy en día.

15 minutos de sufrimiento le quedaban a los jugadores y a los aficionados, pero al final, frente a un grandísimo rival que también merecía la copa, pero que acabaría fundido por la altura de la Ciudad y la alta temperatura que se sentía, Marco Antonio Rodríguez proclamaba el final del encuentro y el estadio universitario se convertiría en un mar de lágrimas, gritos, brincos y alegrías, más de 55 mil aficionados vitoreaban a su equipo campeón, el que había sido el mejor de todo el clausura, el que acabó empatado a puntos con el que por diferencia de goles terminaría como líder, el que más gente llevó al estadio a lo largo del torneo, ese equipo, el que iniciaba la final con 7 jugadores extraídos de sus filas, y con 8 mexicanos, el que terminaría con 9 mexicanos en la cancha y 8 canteranos, sí, ese equipo que nació para ser gigante sumaba su séptima estrella y se pone a tan solo cuatro campeonatos del máximo ganador, y pone a temblar las arcas del Cruz Azul, quienes solo llevan uno más.

Hoy Pumas es el campeón porque fue el mejor del torneo, hoy Pumas es campeón porque cree en su proyecto, porque confía en su gente y porque al menos durante 6 torneos no ha adquirido ni un solo refuerzo que no sea de su cantera.

Hoy Pumas es el mejor equipo del fútbol mexicano y eso lo tienen que festejar.

PD: Vean a Javier Cortés quienes no lo conozcan y échenle un ojo a David Cabrera y Emilio Orrantia, tres joyas que ya no son promesas sino realidades y si el destino les es justo terminarán jugando en los grandes de Europa.

PD 2: Solo queda decir: ¡Goooooooooooooya! ¡Goooooooooooooya! Cachún cachún ra ra, cachún cachún ra ra, ¡Goooooooooooooya! ¡¡¡¡¡¡Universidad!!!!!!

Mail: un_cule_perdido@yahoo.com

Twitter: @UnCulePerdido



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